DECRETO 130/2019, de 3 de octubre, por el que se aprueba la Comisión Interdepartamental para el Impulso y Coordinación de la Estrategia Gallega de Cambio Climático y Energía 2050.

Sección1 - Disposiciones Generales
EmisorConsellería de Medio Ambiente, Territorio y Vivienda
Rango de LeyDecreto

Desde que hace ya más de un siglo se comenzó a investigar sobre los efectos de la acción de la humanidad sobre el clima de la Tierra, se fue generando paulatinamente un mayor conocimiento sobre el cambio climático y se acumularon evidencias suficientes para confirmar que este fenómeno ya está provocando impactos considerables en nuestro planeta.

El cambio climático constituye una seria amenaza cuyos efectos tienen repercusión sobre múltiples aspectos de carácter global como son, entre otros, el desarrollo sostenible, la economía mundial, la gestión de los recursos naturales o la salud. Este carácter universal, tanto de las causas como de los efectos, provoca que sea indispensable aportar una respuesta multilateral fundamentada en la acción conjunta de todos los países de acuerdo con el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas.

Esta acción internacional fue puesta en práctica en el marco de la Convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, donde, a través de sus reuniones anuales conocidas como conferencias de las partes o COP, se alcanzaron acuerdos de notable relevancia como fue en su momento el Protocolo de Kyoto. Sin embargo, la evolución creciente de las emisiones globales de gases de efecto invernadero evidenció que los esfuerzos realizados a nivel mundial hasta el momento no eran suficientes, haciéndose necesaria una mayor ambición climática.

Para lograr esto la comunidad internacional trabajó conjuntamente en la definición de un nuevo acuerdo más ambicioso, jurídicamente vinculante y de aplicación a todos los países. El Acuerdo de París, firmado en la COP21 de 2015 y que entró en vigor en noviembre de 2016, es el primer paso de una carrera de fondo que tiene que llevar al mundo a lograr el objetivo final de evitar que la temperatura media global crezca por encima de los 2 ºC (límite establecido por el IPCC, a partir del cual los efectos del cambio climático serán imprevisibles e irreversibles).

En la actualidad, según el informe especial sobre los impactos del calentamiento global de 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales, el calentamiento global inducido por el hombre alcanzó aproximadamente 1 °C sobre el nivel preindustrial y está actualmente aumentando a un ritmo de 0,2 °C por década debido a las emisiones pasadas y presentes de gases de efecto invernadero. Resulta necesaria una transformación sin precedentes para limitar el aumento de la temperatura global del planeta a 1,5 ºC, pues los compromisos de reducción de emisiones puestos actualmente sobre la mesa son insuficientes para evitar un aumento de la temperatura media global de 1,5 ºC.

Para ello es necesario que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero alcancen su punto máximo lo antes posible, teniendo presente que los países en desarrollo tardarán más en conseguirlo y, a partir de ese momento, reducir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero para alcanzar un equilibrio entre las emisiones antrópicas emitidas por las fuentes y la absorción antrópica realizada por los sumideros en la segunda mitad del siglo.

Complementariamente a la reducción de las emisiones, el Acuerdo de París también señala la necesidad de aumentar la capacidad de adaptación, fortalecer la resiliencia y reducir la vulnerabilidad. Se requiere, por lo tanto, incrementar las acciones de adaptación de manera que se anticipen a los efectos del cambio climático y se adopten las medidas apropiadas para prevenir o minimizar los impactos que ya se están produciendo en la actualidad.

Aunque no es posible determinar con la precisión que sería deseable las consecuencias del cambio climático, sí que debemos de asumir que es necesaria una acción decidida e inmediata frente a este fenómeno, puesto que, si no se controla, la frecuencia de impactos graves, generalizados e irreversibles para las personas y los ecosistemas será mayor.

La magnitud y complejidad de los cambios que los patrones actuales de producción y consumo tienen que experimentar en las próximas décadas hace indispensable la creación de un instrumento de planificación que, por una parte, aporte un marco de actuación a largo plazo que oriente las políticas a realizar y, por otra, permita alinear las acciones que se están desarrollando a corto plazo con los objetivos establecidos en el Acuerdo de París. La correcta planificación y posterior ejecución de este proceso de transición no solamente tendrá un efecto positivo sobre el cambio climático sino que, además, proporcionará a Galicia una ventaja competitiva muy importante que repercutirá en una mayor actividad económica y un mayor nivel de empleo en nuestra comunidad.

Teniendo en cuenta esta realidad y las iniciativas que se adoptan desde el ámbito internacional, comunitario y nacional, la Xunta de Galicia, como órgano colegiado del gobierno autonómico, elaboró la Estrategia gallega de cambio climático y energía 2050, que será el instrumento planificador en la lucha frente al cambio climático y la transición energética de cara al horizonte temporal 2050, y donde se establecen las grandes líneas de acción en la lucha contra el cambio climático desde una perspectiva regional, centrada en Galicia, permitiendo también contribuir a los...

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